El calcio, ¿que sabemos de él?

 

Sabemos que es el mineral más conocido entre la población y el más abundante en el organismo. Desempeña un papel crucial en la salud ósea, y además es esencial para muchas otras funciones.

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Así, se ve implicado en la contracción y el crecimiento muscular, la comunicación eléctrica y la transmisión nerviosa, la coagulación sanguínea, la función cardíaca, y otras funciones hormonales, enzimáticas y del metabolismo en general.

El líquido extracelular debe tener una proporción constante de calcio para funcionar normalmente y también debe haber suficiente en el interior de las células, ayudando en sangre a mantener el equilibrio ácido base en los niveles necesarios para la vida.

La principal fuente de calcio es la comida. Para que la asimilación de calcio sea buena, importa que la relación entre el calcio y el fósforo tenga una determinada proporción; de forma que si hay más fósforo (como ocurre en el lácteo), éste se une al calcio formando fosfatos que hacen ineficaz el uso del mismo.

La absorción también se puede ver limitada por la toma de antiácidos, los fosfatos de los aditivos alimenticios, o los carbonatos y oxalatos de los alimentos (bebidas carbonadas…).

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Excelentes fuentes de calcio son el sésamo, las almendras, el boniato, las algas en general y las hiziki en particular (tienen unas 14 veces más calcio que la leche), y las verduras de hoja verde como la col rizada, el kale, el brócoli, berros, perejil, col china, coles de Bruselas, coliflor, colinabo, o las hojas de las raíces.

Las espinacas y acelgas también tienen abundante calcio, pero al tener muchos oxalatos lo hace menos biodisponible con lo que no se absorbe tan bien.

Por otro lado hay alimentos que favorecen la pérdida de calcio: el azúcar, los alimentos refinados, las grasas saturadas y el exceso de proteínas de origen animal (carne, pescado, huevos y lácteos), acidifican el medio interno, haciendo que el calcio salga del hueso para compensar esa acidificación y alcalinizarnos.

Mi consejo para despreocuparnos del calcio es que tomes con frecuencia los alimentos arriba mencionados, y que disminuyas o elimines los descalcificantes o que impiden su absorción. Y tomar el sol sin protección unos 15 minutos tres veces por semana ¡para activar la vitamina D!

Fuente bioecoactual.com

Autor: Dra. Eva López Madurga. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública Nutrición y Macrobiótica – www.doctoraevalopez.com

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