El rábano – y especialmente el rábano negro – ocupa un lugar predominante entre los alimentos considerados terapéuticos por su reconocida capacidad para favorecere drenaje del hígado y la vesícula biliar, estimular la producción de bilis,eliminar del organismo desechos y toxinas, regular las funciones del colon o tratar trastornos digestivos además de fiebre, infecciones intestinales, úlceras, resfriados, reumatismos o gota, por mencionar sólo algunas dolencias.
Además varios de sus principios activos –que comparte con otros miembros de la familia de las Brasicáceas o Crucíferas- le confieren importantes propiedades antimicrobianas, antioxidantes, expectorantes, diuréticas, inmunoestimulantes, depurativas y anticancerígenas.
Sin duda, una más que sugerente carta de presentación.
Numerosas investigaciones llevadas a cabo en los últimos años confieren a este miembro de la familia de lasBrasicáceas –a las que antiguamente se denominaba Crucíferas- un importantísimo valor terapéutico y se le reconocen propiedades medicinales que no tienen otros alimentos “mejor considerados”.
Por poner un ejemplo diremos que las Brasicáceas –familia botánica que comprende más de 380 géneros y unas 3.000 especies vegetales- copan los primeros puestos de la lista de verduras anticancerígenas.
Y es que los glucosinolatos, isotiocianatos (entre ellos el sulforafano), indoles y otros fitoquímicos además de las vitaminas, minerales y fibra contenidos en el brécol, las coles, las coles de bruselas, el repollo, la lombarda, la coliflor, el nabo y el rábano los convierten en alimentos imprescindibles para mantener la salud dadas sus propiedades anticancerígenas, antimicrobianas, antioxidantes, diuréticas, depurativas, antiinflamatorias, hepatoprotectoras, inmunoestimulantes, coleréticas, colagogas, digestivas y expectorantes.
El rábano es una de las hortalizas con mayor contenido acuoso.
De hecho, aproximadamente el 95% de su peso es agua. Pero además contiene vitaminas, minerales y fitoquímicos que le hacen interesante –aunque menos que otros miembros de su familia, eso sí- desde el punto de vista nutricional.
Así, el rábano es rico en vitamina C y en folatos (vitaminas del grupo B).
También se encuentran en él ciertas dosis de calcio, fósforo, hierro y magnesio además de azufre (que le confiere su característico sabor picante).
Asimismo contiene aminoácidos (en proporciones discretas) y fibra que, entre otras propiedades, previene o mejora el estreñimiento, ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre (disminuye la absorción intestinal de este lípido) y favorece el adecuado control de la glucemia en diabéticos.
También contiene compuestos orgánicos azufrados como el rafanol (de propiedades colagogas, coleréticas y antibióticas) y la rafanina (principal compuesto sulfurado del rábano negro que le confiere propiedades antibióticas, antivíricas e inmunoestimulantes).
Pero si por algo destacan los rábanos, en especial el negro -y el resto de las Brasicáceas, cabe decir- es por su riqueza en una serie de sustancias fitoquímicas de contrastada eficacia para el mantenimiento de la salud conocidas como glucosinolatos, isotiocianatos e indoles.
Los primeros son sustancias aromáticas picantes a las que se les reconocen efectos anticancerígenos y capacidad para eliminar del organismo microorganismos nocivos o indeseables.
Bien, pues cuando masticamos el rábano esos glucosinolatosliberan otros compuestos no menos interesantes como los isotiocianatos (esta raíz contiene isotiocianato de alilo) a los que se considera los agentes quimiopreventivos más efectivos que se conocen (entre ellos, destaca el sulforafano) o como los indoles (el rábano libera indometilglucosinolato) que favorecen ladesintoxicación del organismo y que también podrían tener –se está investigando en ese sentido- un importante papel en la prevención de cánceres de mama y de ovarios.
Fuente dsalud.com
Naturópata