Nicotina: Peligros de su consumo

La nicotina es uno de los constituyentes del tabaco, se volatiliza rápidamente con la combustión del tabaco. Siendo absorbida a través de las mucosas oral y respiratoria. Cuando se fuma, la nicotina ejerce diversos efectos sobre el sistema cardiovascular y el sistema nervioso, además de originar diferentes cambios endocrinos y metabólicos.

Dejar de fumar constituye un logro que no tiene precio para nuestra salud; pero conseguirlo no es un reto fácil.

Al abandonar el hábito de fumar es habitual que aparezcan algunos desajustes orgánicos que hacen más difícil conseguir el propósito. En estas circunstancias, complementar la dieta con fuentes concentradas de nutrientes contribuye a mantener el equilibrio físico y nervioso.

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Los peligros de la nicotina

El tabaquismo constituye uno de los problemas más graves de salud pública a escala mundial. Se ha definido como la gran epidemia silenciosa del siglo XX. En los últimos 15 años se ha evidenciado la estrecha relación entre el consumo de tabaco y numerosas enfermedades que alteran, en diversos niveles de gravedad, la vida del individuo.

Un hecho ampliamente comprobado es que el uso del tabaco acorta significativamente las expectativas de vida de personas fumadora. Por ejemplo, un hombre que fuma dos cajetillas por día, tiene un pronóstico de vida 8-9 años más corto que el no fumador de la misma edad. Además, los últimos años los pasará con una peor calidad de vida.

El daño que produce en el organismo es de diversa naturaleza, desde irritaciones por acción química directa del humo, pasando por lesiones indirectas en órganos distantes a la exposición del tabaco a consecuencia de sus componentes químicos, hasta la reacción defensiva de las células del organismo que lleva a desordenarse y salirse de las reglas que las rigen, produciendo cánceres en múltiples órganos.

La nicotina es uno de los constituyentes del tabaco; se volatiliza rápidamente con la combustión del tabaco, siendo absorbida a través de las mucosas oral y respiratoria. Cuando se fuma, la nicotina ejerce diversos efectos sobre el sistema cardiovascular y el sistema nervioso, además de originar diferentes cambios endocrinos y metabólicos.

Dependencia a la nicotina

La dependencia a la nicotina se inicia como algo puramente psicológico y termina siendo una dependencia física. Es una droga que se considera con una capacidad adictiva entre 4-5 veces mayor que la heroína. Se absorbe rápidamente a través de las membranas mucosas y pulmonares y llega a los receptores cerebrales a los 10 segundos de haber inhalado el humo. Además, la intensidad de la dependencia a la nicotina es importante si consideramos que un fumador que realiza 10 aspiraciones por cigarrillo, después de una cajetilla diaria, se ha administrado 200 dosis. Esto hace que el consumo de tabaco produzca rápidamente la dependencia tanto física como psicológica.

En la adicción al tabaco inciden múltiples variantes. El factor fundamental en el desarrollo de la adicción parece tratarse de un «proceso de recompensa o satisfacción». La nicotina aumenta los niveles dopamina, serotonina, endorfinas y hormonas hipofisarias.

Produce una respuesta euforizante caracterizada por un estado de alerta, incremento de la atención, memoria y favorece la relajación a la vez que bloquea la percepción de estímulos desagradables.

Las manifestaciones que aparecen al abandonar el hábito de fumar

Las manifestaciones son provocadas por la falta de estimulación de estos «procesos de recompensa».

Comienzan a presentarse entre las 2 y 12 horas de dejar de fumar. Con un pico que se sitúa en los 2 y 3 días, y con una duración media entre 3 y 4 semanas.

Entre las manifestaciones físicas más frecuentes se encuentra el incremento de apetito y peso, molestias gastrointestinales, estreñimiento, mareos, tos, trastornos del sueño.

Entre las manifestaciones psicológicas, las más comunes van desde el deseo fuerte e intenso de fumar, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, bajo estado de ánimo…

La importancia de la dieta

Cuando se abandona el hábito de fumar, debe cuidarse especialmente la alimentación para garantizar el bienestar físico, que se verá amenazado por el fuerte síndrome de abstinencia a la nicotina.

El estrés y la ansiedad que conlleva el intento de abandonar el hábito del tabaco hacen que algunas personas coman compulsivamente en un intento de compensar la carencia del cigarrillo, sin conseguir, no obstante, calmar su nerviosismo.

Una adecuada alimentación es un potente aliado en nuestro empeño, ya que ayuda a mantener la salud y el bienestar. Por ello,los hábitos alimentarios en estos momentos deben tener como objetivo evitar el comer compulsivamente para evitar el sobrepeso y procurar tomar alimentos que aporten todos los nutrientes necesarios para decir adiós al tabaco.

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