La tendencia de los últimos años ha sido a favor de una dieta con menos grasas, y nos han dicho hasta el cansancio que lo mejor es no comer grasas porque son dañinas.
Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que no todas las grasas deben evitarse, por el contrario, algunas grasas buenas son fundamentales para el bienestar del cuerpo humano.
Efectivamente, hay dos historias diferentes en relación a las grasas, la más conocida es que hay grasas que matan y son las que debemos evitar, pero también hay grasas que sanan que debemos incluir en nuestra comida diaria.
El problema es que aún si pudiéramos eliminar de nuestra dieta el cien por ciento de las grasas malas, moriríamos porque no comer grasas malas no nos garantiza que obtendremos grasas buenas.
Por eso es importante conocer la historia de las grasas buenas (ácidos grasos esenciales) porque esa es la más interesante, porque para que podamos incluir las olvidadas grasas buenas en nuestra dieta, debemos identificar sus fuentes y para qué sirven.
El cuerpo requiere de Ácidos Grasos Esenciales, conocidos como ácidos omega 3 y omega 6 para convertirlos en los derivados que necesita para su funcionamiento. Al carecer la alimentación actual de muchos productos naturales y ser desequilibrada en nutrientes, al cuerpo le faltan estas substancias llamadas ácidos grasos esenciales.
Cuando faltan estas grasas buenas, el cuerpo va deteriorándose poco a poco, pues ninguna célula, tejido, glándula u órgano puede funcionar normalmente sin ellas. Cuando faltan las grasas buenas, notaremos algunos de los síntomas y signos que se ennumeran, aunque pueden manifestarse muchos más.
* Piel seca
* Estreñimiento
* Bajos niveles de energía
* Pérdida del cabello o cabello reseco
* Uñas quebradizas
* Deterioro de hígado y riñones
* El sistema inmunológico se deteriora, provocando más infecciones, cicatrización lenta de las heridas.
* Problemas digestivos, inflamaciones, hinchazones, alergias, enfermedades auto-inmunes.
* Pérdida de mineral en los huesos
* Fallas en la reproducción: esterilidad en los hombres y abortos espontáneos en las mujeres.
* Crecimiento retardado en los niños
* Resistencia a la insulina
* Mayor riesgo de sobrepeso
* Mayor riesgo de cáncer
* Mayor riesgo cardiovascular
* Menor habilidad para enfrentar el estrés
Pudiéramos seguir con esta lista, pero con estos datos será suficiente para comprender la necesidad de incluir en nuestra dieta productos que contengan este tipo de ácidos grasos esenciales.
Las fuentes con mayor contenido de ácidos grasos esenciales son los productos naturales como las semillas de linaza y las nueces, cacahuates y almendras así como las semillas de ajonjolí, girasol y las de calabaza, pero el problema es que algunas de estas fuentes contienen omega 3 y otros omega 6 y nuestro organismo requiere de una mezcla de 4 a 1 con predominio del omega 6 que es el más abundante en la naturaleza.
El consumo de los peces de aguas frías como el pescado azul, la sardina, la trucha, el arenque y el salmón son los que mayor aporte de omega 3 dan al organismo. Estos peces producen el omega 3 porque en ellos funciona como anticongelante, ya que al vivir en aguas frías, si no fuera por el omega 3 morirían congelados.
Sin embargo en la actualidad para asegurarnos el aporte de estos ácidos grasos esenciales, basta con obtenerlos en perlas pues ya se producen a base de presurizados de semillas y otros procesos con los que se obtienen estos omega 3 y 6 para ser envasados con rigor científico para que lleguen hasta nosotros frescos y naturales.
La dosis recomendada para adultos es una cápsula junto con las comidas.
Los Acidos Grasos Esenciales Omega 3 son lípidos saludables y se encuentran principalmente en los pescados de agua fría y en las semillas de linaza.
El Omega 6 se encuentra en los huevos, el pollo y algunos aceites vegetales como el de oliva y canola y algunos vegetales como el aguacate y semillas oleaginosas.
El Omega 9 es otro miembro de la familia Omega que no es considerado esencial porque nuestro cuerpo puede producirlo a partir de alimentos como el aceite de oliva, aguacates, frutas oleaginosas como los cacahuates y en algunas semillas como las de girasol.
Con el consumo regular de los Omega 3, 6 y 9 los beneficios que puede obtener nuestro organismo son:
Mejoría de los niveles de concentración y aprendizaje.
Efectos Antinflamatorios en órganos y tejidos.
Aumento de las defensas y piel y mucosas sanas.
Fortalecimiento de huesos y dientes.
Arterias elásticas y flexibles.
Auxiliar en la eliminación del colesterol malo y triglicéridos, aumento del colesterol bueno.
Naturópata
Hola Enrique , el problema en sí , no sería un exceso de ácidos grasos ; sino más bien un desequilibrio entre ellos . Y te digo el porqué .
La mayoría de las dietas occidentales son muy ricas en omega 6 y muy pobres en omega 3 , fácilmente se puede consumir sin saberlo, 10 veces más de Omega 6 que de Omega 3. Y si la tendencia es consumir grasas de frituras, mayonesa, mantequillas, aceites vegetales y productos de origen animal, se podría estar consumiendo hasta 30 veces más de Omega 6 que de Omega 3.
Este es el problema .
Por eso , en el caso de las grasas, es mejor pensar en calidad que en cantidad. El equilibrio lo es todo ….
Con respecto a las sardinas a la brasa , sí conservan sus propiedades .
Saludos y gracias a tí .