Por Cala H . Cervera , nutricionista ortomolecular
Ahogo, palpitaciones, sensación de desmayo, mareo o inestabilidad, sofocos, sudoración, sensación de hormigueo o entumecimiento en las extremidades, temblor, nauseas, miedo intenso, sensación de irrealidad, confusión mental, nerviosismo, incoordinación…
Éstos son los síntomas clásicos de un ataque de pánico. Sin embargo, también son los mismos síntomas que experimentan las personas que sufren (en la mayoría de los casos sin saberlo) de hipoglucemia reactiva.
Los ataques de pánico son considerados un miedo irracional relacionado con traumas psicológicos o factores emocionales desconocidos. Todos los esfuerzos llevados a cabo para ayudar a las personas que los sufren se basan en terapias psicológicas y/o fármacos tranquilizantes para aliviar la ansiedad que indiscutiblemente los acompaña.
Al paciente se le repite una y otra vez que tiene que aprender a dominar sus pensamientos para no producir los síntomas. Sin embargo, los pensamientos se generan en el cerebro y éste es un órgano físico que responde a mensajes químicos. Al igual que cualquier otro órgano del cuerpo, el cerebro puede ser alimentado correctamente, malnutrido o dañado, y reaccionará en consecuencia.
Antes de entrar en detalles y analizar porqué los ataques de pánico pueden confundirse con la hipoglucemia reactiva, es importante entender en qué consiste este desequilibrio.
Hipoglucemia reactiva
La hipoglucemia, por sí misma, entre la profesión médica se acepta sólo en condiciones diabéticas cuando el diabético sufre una bajada de glucosa. Si, por el contrario, ésta ocurre en una persona no diabética entonces se le llama hipoglucemia reactiva. Sin embargo, la medicina alopática apenas reconoce este desequilibrio y por ello, cuando el paciente recurre al médico con esta sintomatología, lo más común es diagnosticarlo de ansiedad, recomendarle fármacos ansiolíticos y enviarlos a casa, al psicólogo o, en aquellos casos más graves, al psiquiatra.
Bioquímicamente hablando, la hipoglucemia reactiva es una concentración de glucosa en la sangre más baja de lo normal para los estándares de la persona que la sufre. El nivel de glucosa en sangre de una persona hipoglucémica sube después de las comidas y tiene una descenso significativamente más bajo de lo normal al cabo de entre 2 y 5 horas.
La glucosa es el alimento principal del cerebro y del sistema nervioso. Ninguno puede sintetizarla o guardarla. Así pues, si la concentración de glucosa en sangre baja a un nivel crítico, tanto el sistema nervioso como el cerebro se verán afectados causando un sinfín de síntomas. Sin embargo, el nivel de glucosa en sangre fluctúa en un margen más o menos pequeño durante el día, dependiendo de las comidas y del tiempo transcurrido entre éstas, sin que dicha fluctuación cause una disfunción cerebral.
A esto NO se le llama hipoglucemia reactiva. También, en ciertos momentos algunas personas pueden experimentar una bajada transitoria de los niveles de glucosa, la cual es rápidamente rectificada por los propios mecanismos de regulación de la glucosa de los que dispone el organismo.
Naturópata