Protégete con avena

 

Rica en proteínas, ayuda a regular el colesterol y a prevenir los altibajos de glucosa .

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La avena contiene una fibra llamada betaglucano, que a diferencia de la de otros cereales es de tipo soluble. Esta fibra es lo que le ha valido el reconocimiento de alimento funcional.

Consumir 3 g diarios de la misma (o 75 g de copos o 40 g de salvado), baja el colesterol de forma evidente en pocas semanas. También beneficia a diabéticos no insulino-dependientes al contribuir a estabilizar el azúcar en la sangre: tomarla en el desayuno, por ejemplo, ayuda a mantener este nivel más estable.

Y en obesidades severas puede reducir la hipertensión. Además ejerce un efecto prebiótico.

• Contiene otras sustancias beneficiosas, como la lecitina, o fitoesteroles como el avenasterol o el betasitosterol, con efectos comprobados en el control del colesterol plasmático y el LDL o «malo».

Protegen ante algunos tipos de cáncer, como los de colon, mama o próstata, y ante la enfermedad coronaria. Además, la avena estimula la glándula tiroides, que participa en el metabolismo de las grasas.

• Los avenacósidos son otras sustancias que han dado lugar a un negocio floreciente. Se trata de esteroides anabólicos y son variantes químicas de la hormona testosterona.

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Para consolidar la musculatura lograda con el entrenamiento, los deportistas precisan cierta cantidad de testosterona circulando por la sangre. El esfuerzo hace que disminuya, pero los avenacósidos ayudan a recuperarla.

Beneficios de la avena

Todo esto hace aconsejable el consumo preventivo de avena para:

La salud cardiovascular, por sus efectos sobre el colesterol, la aterosclerosis, el envejecimiento de los tejidos y la hipertensión arterial, sus propiedades antiinflamatorias, vasodilatadoras y depurativas.

El sistema nervioso, al cual tonifica por su contenido en vitamina B1, calcio y alcaloides (indol, trigonelina o avenina). Puede ayudar a relajarse, concentrarse y prevenir el agotamiento mental.

El aparato digestivo frente a pirosis, gastritis, úlcera, estreñimiento (en decocción de grano entero) o diarrea (en decocción de grano sin cáscara), flatulencia y mal funcionamiento hepato-biliar.

Huesos y dientes, por sus efectos remineralizante y preventivo de caries.

Los diabéticos no insulino-dependientes, como estabilizador del azúcar en la sangre, porque estimula la actividad del páncreas, y como fuente de energía de asimilación lenta, y de fibra.

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El hipotiroidismo, por la estimulación que produce en la glándula tiroides.

Las afecciones génito-urinarias como la cistitis, la uretritis o la oliguria.

El dolor muscular, por su acción antiinflamatoria y emoliente (en emplastos de harina integral con vinagre caliente).

Ciertos tipos de cáncer, por su efecto antioxidante, de higiene del colon y de control del colesterol.

La piel, en eccemas, dermatitis atópica, urticaria y similares, por sus cualidades emolientes, limpiadoras, suavizantes y calmantes (en cosmética o baños).

El embarazo, para evitar deficiencias y estimular la producción de leche.

Aunque el salvado de avena es muy seguro, puede alterar ligeramente la absorción del calcio, por lo que las personas con necesidades altas de este mineral deben tenerlo en cuenta. Igualmente, debe evitarse en casos de dispepsia y acidez.

Fuente cuerpomente.com

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