Rhodiola Rosea - Artículo informativo de Rafael Sánchez

Rhodiola Rosea

Cuando paseamos por un parque o incluso por un jardín, en la mayoría de las ocasiones no somos conscientes de la cantidad de plantas que tienen efectos terapéuticos. Incluso es habitual que en nuestras propias macetas tengamos, sin saberlo, plantas cuyo extracto es utilizado para el tratamiento de distintos problemas.

Sin embargo no siempre las plantas con efectos terapéuticos habitan en nuestros jardines. En muchas ocasiones se torna necesario acudir a regiones inhóspitas. En ellas también se encuentran plantas con efectos terapéuticos.

En resumen, la Naturaleza está plagada de ayudas. Sólo hay que mirarla con los ojos adecuados.

Frío y altitud

Las tierras cubiertas de hielo en Siberia no parecerían el lugar adecuado para conformar el hábitat de una planta. Pero incluso en esos lares, podemos comprobar que la vida se abre camino.

Si nos vamos a más de 3.500 metros de altitud, incluso llegando a los 5.000, podemos encontrarnos con una planta con flores amarillas y con un olor similar al de la rosa. Una planta que fue considerada como secreto militar durante muchos años en la Unión Soviética debido a sus efectos. Se trata de la Rhodiola Rosea.

Pero a pesar de ese pretendido secreto, los antiguos chinos ya conocían las virtudes de la Raíz Ártica y enviaban expediciones a buscarla a tan remotas tierras. Sus efectos como fuente de salud eran bien conocidos y muy apreciados.

Quizá la Rhodiola necesitó tiempo para ser profeta en su tierra, pero nada hay más poderoso que una situación a la que ha llegado su momento, y fueron dos rusos, el Dr. Nicloai Lazarev ayudado por su discípulo el Dr. Bekhman, quienes investigaron dviersas plantas que denominaron adaptógenos, entre los que se encuentra el Ginseng Coreano, y obviamente, la Rhodiola.

Diversas acciones

En un principio, la Rhodiola se presentó como un potente antidepresivo con efectos para disminuir la obesidad (quizá debido a la relación entre ambos problemas que en muchos casos se encuentra además de los efectos secundarios de obesidad que algunos medicamentos antidepresivos tienen), pero posteriormente, conforme la química avanzaba, se descubrió que entre otras acciones, disminuye los niveles de las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina) lo cual explica su acción sobre el estrés; disminuye la tensión arterial y consecuentemente aumenta la resistencia a diversos problemas cardíacos; disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos y por todo ello se puede usar en momentos de astenia, fatiga y disfunciones del sistema nervioso. Por todo ello  proporciona una mayor resistencia al sistema muscular pudiendo usarse en momentos en los que se busca una mayor resistencia en el resultado de los deportes (una de sus acciones es la normalización de las pulsaciones cardíacas tras el esfuerzo físico). También oxigena la sangre (se puede usar para el “mal de altura”) y refuerza la acción del sistema inmunológico al aumentar la producción de ciertas células defensivas.

Sin embargo, no todas las variedades de Rhodiola tienen el mismo efecto sobre el organismo humano. Existen más de 20 variedades, pero la que realmente ha demostrado mayor efectividad es la Rhodiola Rosea y más concretamente la de origen ruso, ya que se ha comprobado en diversos estudos que la variedad cultivada en China tiene prácticamente la mitad de actividad que su congénere siberiana.

Obviamente, como en casi todas las plantas, nos podemos encontrar con unos efectos secundarios que deben ser tenidos en cuenta en todo momento. Entre ellos podemos encontrar picos de hipertensión y alteraciones de carácter que cursan con irritabilidad. Debido a ello, se debe evitar su uso durante el embarazo, la lactancia y en los niños. Tampoco debe ser usada si la persona que la pretende tomar tiene alguno de los síntomas anteriores o se encuentra en un período de fiebre.

Quizá porque la Rhodiola se encuentra en lugares aislados, ayuda a evitar el aislamiento. Quizá porque está en lugares helados ayuda a evitar la frialdad. No es la única vez que encontraremos este tipo de coincidencias. Quizá deberíamos plantearnos una vez más que la Naturaleza es una y que tanto los seres humanos como las plantas, compartimos en cierto modo los mismos códigos. Puede que algún día lleguemos a la conclusión de que no podemos maltratar nuestro alrededor sin maltratarnos a nosotros.

Por Rafael Sánchez
Naturópata
Madrid

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